La anemia es uno de los motivos de consulta y estudio hematológico más frecuentes en medicina. Se estima que afecta a más de 1.600 millones de personas en el mundo, especialmente mujeres en edad fértil, niños y población mayor.
Aunque suele asociarse con “cansancio” o “falta de hierro”, la anemia no es una enfermedad única, sino un signo clínico: la disminución de la concentración de hemoglobina por debajo de los valores normales para la edad y el sexo. Esta reducción compromete el transporte de oxígeno y puede afectar al funcionamiento de prácticamente todos los órganos del cuerpo.
Causas de la anemia
Las causas pueden agruparse en tres grandes mecanismos:
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Disminución de la producción de glóbulos rojos
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Déficit de hierro (anemia ferropénica)
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Falta de vitamina B12 o ácido fólico
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Enfermedad renal crónica
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Patologías de médula ósea
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Trastornos endocrinos o inflamatorios
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Aumento de la destrucción (hemólisis)
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Anemias hemolíticas autoinmunes
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Déficits enzimáticos
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Hemoglobinopatías
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Pérdida de sangre
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Sangrado digestivo crónico
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Menstruaciones abundantes
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Cirugías o traumatismos
Síntomas frecuentes
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Cansancio persistente
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Palidez cutánea o de mucosas
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Falta de aire con esfuerzo
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Mareos o cefalea
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Palpitaciones
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Frío en manos y pies
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Dificultad de concentración
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Uñas frágiles o caída de cabello (en déficit de hierro)
En personas mayores, puede aumentar el riesgo de caídas, deterioro funcional o empeoramiento de enfermedades cardiovasculares.
Clasificación clínica
El primer paso en el diagnóstico es el hemograma completo, que permite clasificar la anemia según el volumen corpuscular medio (VCM):
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Microcítica: VCM bajo
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Normocítica: VCM normal
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Macrocítica: VCM elevado
Esta clasificación orienta al clínico y define qué pruebas complementarias deben solicitarse.
Pruebas de laboratorio habituales
Un laboratorio clínico especializado puede aportar información clave mediante:
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Hemograma completo con reticulocitos
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Perfil férrico: ferritina, hierro sérico, transferrina
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Vitamina B12 y ácido fólico
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Marcadores de hemólisis: bilirrubina indirecta, LDH, haptoglobina
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Prueba de Coombs directo
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Electroforesis de hemoglobina
La interpretación combinada de estos resultados permite identificar la causa subyacente y orientar el tratamiento.
Tratamiento
Depende completamente del origen de la anemia:
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Suplementación de hierro
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Reposición de vitamina B12 o ácido fólico
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Inmunoterapia en anemias hemolíticas
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Agentes estimulantes de la eritropoyesis en enfermedad renal
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Control del sangrado cuando existe pérdida crónica
El laboratorio también participa en la monitorización de la respuesta al tratamiento.
Importancia del diagnóstico precoz
Una anemia leve puede pasar desapercibida, pero su evolución sin control puede derivar en complicaciones cardiovasculares, deterioro cognitivo, fragilidad o necesidad de transfusión.
Detectarla a tiempo facilita un abordaje sencillo y eficaz.
El papel del laboratorio
El diagnóstico de la anemia empieza en el análisis clínico. Contar con un laboratorio que garantice precisión analítica, control de calidad y criterios actualizados es esencial para una interpretación fiable y útil en la práctica clínica.
